Salazón excesiva
Los ácidos húmicos pueden reducir la sobresalinización del suelo, especialmente en áreas donde demasiada irrigación causa toxicidad.
En suelos con alta salinidad, los ácidos húmicos pueden fijar aniones y cationes, eliminarlos de la zona radicular de las plantas y compensar la falta de materia orgánica.
Uno de los mejores ejemplos de salinización excesiva se vio en Egipto en 1970 con la construcción de la presa de Assuan, que interfirió con el flujo natural del río Nilo. Una de las consecuencias de esto fue la eliminación de la carga del río sobre los suelos como fertilizante natural (complejos de tonelada-humus), aportando nutrientes y ácido húmico. Otro efecto fue la salinización de los suelos debido al nivel igualmente elevado de agua subterránea. Como resultado, Egipto se convirtió en uno de los mayores importadores de fertilizantes del mundo en sólo 10 años. La disminución del caudal del Nilo provocó que los nutrientes necesarios para el suelo fértil se acumularan en el lago de la presa, lo que provocó un gran déficit de nutrientes en las tierras cultivables.
Imagen 1: Suelo muy salinizado.
Antes de la construcción de la presa, los cambios constantes en el nivel del agua subterránea provocaban una erosión constante del suelo, lo que garantizaba que no se produjeran concentraciones indeseables de aniones y cationes en las capas superiores.
El nivel persistentemente alto de las aguas subterráneas tras la construcción de la presa indica que efectivamente se está produciendo tal concentración. La salinización y alcalinización resultante de los suelos conduce naturalmente a pérdidas en el rendimiento de los cultivos e incluso al abandono total de las tierras cultivables. Intervenciones tan radicales en el sistema ecológico han producido resultados similares o idénticos en otros países.